25.4.25
Goya y su obra de José de Toro-Zambrano y Ureta
El retrato de José de Toro-Zambrano y Ureta (Chile, 1727 - Madrid, 1796) fue la primera obra pintado por Goya para el Banco de San Carlos (luego Banco de España), que siguió a las resoluciones de su Junta de gobierno del 22 de diciembre de 1784 y del 30 del mismo mes y año.
Entre 1785 y 1788 el Banco de San Carlos (actual Banco de España), que había sido creado por Francisco Cabarrús en 1782 bajo el gobierno del conde de Floridablanca, encargó a Goya la realización de seis retratos oficiales. En la elección de Goya como pintor influyó Juan Agustín Ceán Bermúdez, por entonces primer oficial de la secretaría de la entidad.
La figura aparece recortada sobre fondo neutro siendo la cabeza la zona iluminada. De medio cuerpo y casi de frente, lleva peluca blanca, va vestido con casaca roja, chaleco del mismo color con botones dorados, camisa blanca con chorreras en el cuello y las mangas sobresalen por debajo de la casaca. La mano derecha descansa en el chaleco y la izquierda se apoya sobre lo que puede una ventana.
El primer restaurador del Museo Nacional del Prado, Amutio, hizo desaparecer una cruz de Carlos III que llevaba el retratado y repintada posteriormente a la ejecución del cuadro por Goya.
José de Toro-Zambrano fue uno de los tres primeros directores de la institución, nombrado en 1783 por su excelente trayectoria comercial y sus brillantes estrategias en la materia, sobre todo en las relaciones con América. Su actividad en el Banco de San Carlos determinó en 1784 su nombramiento como ministro honorario del Consejo Real de la Junta de Comercio y Moneda. El rey le concedió en noviembre de 1785 la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III; se sabe que Zambrano se había hecho una espectacular con más de trescientos brillantes y treinta y cuatro zafiros, todo montado en oro, que no luce aún en el retrato de Goya pero que pudo añadir más tarde, según muestran las primeras fotos del cuadro.
Goya siguió en el retrato de Zambrano hecho al óleo en 1785, la sencillez, claridad, precisión y estudio de la personalidad y del carácter del personaje. La sobriedad no es, sin embargo, un obstáculo para convertir el retrato en una obra de arte magnífica y nueva.
La técnica de Goya al óleo sobre lienzo, capta los aspectos externos de Zambrano, el color de su tez, la finura y elegancia de sus manos, el color profundo de su casaca, pero también la frialdad de sus ojos azules, el gesto seco y tenso de la boca o la firmeza de su puño sobre el antepecho que revela su carácter acostumbrado a imponer su opinión y a conseguir sus deseos.