Había hablado entes de los brochazos de Goya en muchas de sus obras, pero en concreto en El Aquelarre, y lo hice en esta entrada hablando de unos niños y en esta otra hablando de la luna.
De la misma obra, El Aquelarre, pintada en el año 1798, el primer Aquelarre pues luego vendría otro con el mismo título en las Pinturas Negras, muestro unos rostros de personajes de la obra.
Volvemos a ver brochazos sin casi detalle si los vemos de cerca, pero maravillosos si vemos la obra a una distancia suficiente. Es una obra pequeña.
Esa capacidad de dibujar a trazos gruesos no fue bien entendida por sus familiares pintores y le costó algunos disgustos.
Pero Goya pintaba pensando en el espectador, en las distancia a las que se iban a ver sus obras.