Este cuadro de Francisco de Goya que en realidad es un boceto preparatorio para el cuadro definitivo encargado por el duque de Medinaceli para la capilla de los padres capuchinos de San Antonio del Prado de Madrid, se conserva en el Museo of Fine Arts de la ciudad de Boston.
La obra estuvo en la colección del marqués de Casa Torres, después en una particular de Barcelona y también en la colección londinense de Daniel Windenstein, hasta que llegó a los EEUU.
Es un lienzo al óleo de unos 40 centímetros de altura y nos da una visión única del proceso creativo de Goya, con pinceladas rápidas y fluidas que demuestran la técnica rápida utilizada para un estudio preliminar o boceto.
Se hicieron muchos cambios en la versión final: se omitió la imagen de Dios el Padre, y se invirtieron las posiciones de la Virgen y el ángel Gabriel. Los colores frescos y primaverales son característicos del estilo temprano de Goya; sus obras posteriores son mucho más sombrías.
Este boceto, posiblemente una primera idea, presenta numerosas variantes con respecto a la obra definitiva, bocetos que no se han conservado, y de ahí las notables diferencias a las que ahora nos referimos.
Los cambios entre el boceto y la pintura definitiva se resumen en dos: se ha invertido la posición de los protagonistas y se ha eliminado el grupo celestial que aquí aparece. Este grupo es presidido por Dios Padre a quien rodean unos querubines que vuelan alrededor del Espíritu Santo.
Los cambios entre el boceto y la pintura definitiva se resumen en dos: se ha invertido la posición de los protagonistas y se ha eliminado el grupo celestial que aquí aparece. Este grupo es presidido por Dios Padre a quien rodean unos querubines que vuelan alrededor del Espíritu Santo.