A veces nos encontramos en cafeterías o en hoteles con obras de Arte que no son de autores muy conocidos pero que nos agradan, nos llaman una mínima atención pues son algo más que decorativos. Reflejan una forma de mirar y de ver una escena determinada.
Esta obra la pillé en un restaurante de Galicia. Su forma de expresarse con grandes pinceladas me llamó la atención, como es lógico, simulando un expresionismo contundente. Pero a su vez sin olvidarse del puntillismo evolucionado, casi rústico.