Es un lujo poder volver a ver el Guernica de Pablo Picasso en el Museo Reina Sofía de Madrid, y poderlo fotografiar, a él y a las obras de sus salas continuas. Y no sucede nada de nada.
Nadie molesta, se guardan las formas, se hacen fotografías sin luz añadida, se llevan los visitantes un recuerdo del momento y en casa se puede seguir contemplando la obra.
Sí, lo sé, el Museo Reina Sofía tiene colgadas en su web muchas de sus obras expuestas. Pero no es lo mismo. El ambiente, los detalles, la imagen de lo que realmente estás viendo en ese momento solo lo sabes tú.
Y la obra si se sabe cuidar, no tiene por qué sufrir nada más, de lo que ya sufrido en sus traslados. Por cierto, quiero pensar que está digitalizada en altísima calidad por si le sucediera un accidente o una provocación.