La catedral de Santa Cecilia en la localidad francesa de Albi nos ofrece unos murales al fresco que en su tamaño original cubrían unos 200 metros cuadrados de superficie aunque ahora solo se conservan un 65% pues la zona central se cortó y destruyó para hacer un acceso hacia el coro.
Se conservan dos enormes columnas en donde se puede ver una representación del Juicio Final, de las personas caminando hacia el cielo y otras hacia el Infierno. Los autores son desconocidos y su fecha de creación entre 1474 y 1484.
Si vemos el detalle de estas pinturas veremos que en algún momento, muy seguramente posterior a su pintura primitiva, a los cuerpos de las personas que se dirigen al Infierno les han pintado unos libretos para taparles los pechos, a modo de censura posiblemente en el siglo XVIII.
Todo el interior de la Catedral tiene unos 18.500 m2 de frescos y decoraciones que hacen de esta catedral la más grande pintada en Europa, pudiendo leerla como una Biblia ilustrada.