Este cartel titulado: "Guerra y cadáveres: la última esperanza de los ricos" realizado por el alemán John Heartfield, que fue uno de esos artistas que entendió que a un régimen basado en la propaganda solo podía combatírsele en ese mismo terreno.
Su arte dadaísta y dispuesto a romper con todas las convenciones, fue el mismo arte que Hitler llamaba “degenerado” y se empeñó en destruir cuando alcanzó el poder.
A través de sus obras podemos ver una crítica ácida y certera al nacionalsocialismo, y un ejemplo de habilidad técnica mezclado con compromiso político.
Esta obra realizada poco antes del comienzo de la II Guerra Mundial y como muchas otras de su taller, se trabajaban en el fotomontaje con recortes, pues en aquellos años no existían métodos fotográficos para retocar o montar diversas imágenes.
Uno de los primeros en cultivar la técnica del fotomontaje junto con George Grosz, Heartfield se bautizó a la vez en el comunismo y en el dadaísmo allá por 1918. En esos turbulentos años de Weimar, cuando los nazis crecían poco a poco y se hacían necesarios para los conservadores, apetecibles para la clase media y convenientes para las grandes empresas, las obras de este artista muestran ya una desconfianza radical (y humorística) de los planteamientos nazis.
Unos meses después de que Hitler fuera nombrado Canciller, los nazis irrumpieron en la casa de Heartfield, que consiguió escapar a Checoslovaquia. Allí llegó a cosechar un título tan honorífico como ser la quinta persona más buscada por la policía secreta del régimen nazi.
Y no era para menos: en 1936 publicaba su obra titulada “Voces del pantano”, que mostraba un gran sapo con la esvástica de fondo, y la frase: “Tres mil años de endogamia continua prueban la superioridad de mi raza”.
Uno de los primeros en cultivar la técnica del fotomontaje junto con George Grosz, Heartfield se bautizó a la vez en el comunismo y en el dadaísmo allá por 1918. En esos turbulentos años de Weimar, cuando los nazis crecían poco a poco y se hacían necesarios para los conservadores, apetecibles para la clase media y convenientes para las grandes empresas, las obras de este artista muestran ya una desconfianza radical (y humorística) de los planteamientos nazis.
Unos meses después de que Hitler fuera nombrado Canciller, los nazis irrumpieron en la casa de Heartfield, que consiguió escapar a Checoslovaquia. Allí llegó a cosechar un título tan honorífico como ser la quinta persona más buscada por la policía secreta del régimen nazi.
Y no era para menos: en 1936 publicaba su obra titulada “Voces del pantano”, que mostraba un gran sapo con la esvástica de fondo, y la frase: “Tres mil años de endogamia continua prueban la superioridad de mi raza”.