Tendríamos que empezar a pensar y repensar qué futuro les queda a los Museos, a los grandes museos que están en las ciudades más turísticas. Se puede morir de éxito y de hecho se están muriendo de abuso y de magnitud, de un exceso de visitantes que a veces no van más que a poder decir que han estado.El Arte no interesa en masa, lo sabemos y con tristeza lo admitimos. Esta semana en el Museo Pablo Serrano de Zaragoza, viendo obras de primeras firmas, estábamos mi esposa y yo por la mañana. Solos. A su vez estoy seguro pues soy asiduo, en el Reina Sofía de Madrid y a finales de agosto, habría cientos de visitantes, como poco. Las filas del Museo del Prado o del MoMA son a veces curiosas de observar.
Las obras son de los mismos artistas muy reconocidos. Incluso en el caso de Zaragoza y para los zaragozanos, suelen ser exposiciones temporales en donde ver Picasso o Dalí, o Tapies o Viola, no es lo habitual sino lo magníficamente elegido.
Ni los Museos del siglo XXI pueden ser almacenes de obras, ni deben ser lugares para los turistas como si fuera visitar un castillo o unas calles llenas de bares. Un Museo debe ser un espacio de estudio, de análisis, de reflexión, de formación y de sensibilidad.
De entrada hay que intentar que haya más museos y más pequeños, para que las obras no colapsen los edificios actuales, para que haya espacio vacío entre obras, para esponjar los montajes y que estos hablan desde el espacio sin nada, y no desde sus compañeros de medio metro de distancia.
Hay que potenciar las exposiciones temporales incluso con los fondos de los museos, pero creando historias con esos fondos, no poniendo un cuadro al lado del otro.
Una obra puede y debe ser el comienzo de una historia que hoy con las técnicas que tenemos se puede acompañar de muchas variables visuales, sonoras o de montaje añadido.
Si mostramos "La Rendición de Breda" de Diego Velázquez, lo absurdo es mostrar el cuadro colgado en la pared junto a otros del mismo autor. Es no darle valor ni a la obra ni al momento, ni al artista. Hoy es posible acompañar ese cuadro fundamental en la historia artística española, de por ejemplos vestidos de la época y armas que vemos en el cuadro. De imágenes impresas a tamaño grande mostrando el lugar en la actualidad, y hablar de Calderón de la Barca y su obra "El Sitio de Breda" o hablar de la época de Felipe IV para entender el motivo del encargo de esta obra.
Habría que explicar qué personajes vemos en la obra, quien es quien y qué representan, como un ejercicio pedagógico amplio con un solo cuadro.
¿Dónde? Pues desde luego…, dentro del Museo del Prado… NO.
Pero por ejemplo en el Palacio de Velázquez del Retiro es un buen lugar público. Me lo he puesto a huevo.
Es un ejemplo, fácil, sencillo, en el que planteo que hoy los Museos (otra vez en mayúsculas) deben empezar a explorar otras formas de mostrar. De interactuar con los espectadores, sean niños o adultos, españoles o chinos.
Los Museos deben huir de la turismofobia, pero sin dar la espalda al turismo. Simplemente hay que crear otra forma de hacer turismo, de enganchar al turista, que casi siempre es una persona con tiempo libre, dineros, y ganas de aprender y conocer.
Al espectador, además de ver la totalidad de un cuadro muy famoso y quedarse con el conjunto, hay que mostrarle detalles que le ayuden a entender todo aquello. ¿Por qué hay personajes que nos miran, que parecen observar al espectador? ¿Qué el la hoja blanca del suelo a la derecha de la obra, en donde no pone nada? ¿Por qué se pintó la cuerda de la llave después de cuadro, y deja trasparentar la espada de un soldado? ¿Qué significado tiene la enorme diferencia de lanzas entre el lado derecho del lado izquierda? ¿Quien es más alto y por qué, el que recibe o el que entrega la llave? ¿El gesto de quien recibe la llave cogiendo del brazo a quien la entrega quiere decir algo?