El color es la ausencia de oscuridad.
Solo hay color si hay luz.
Poca o mucha, pero luz.
La luz es necesaria para que percibamos visualmente el color, que se genera en nuestro cerebro como respuesta a esa luz que interactúa con los objetos. Cuando la luz incide, choca en alguna cantidad sobre un objeto…, este absorbe algunas longitudes de onda y refleja otras.
Las longitudes de onda que son reflejadas llegan a nuestros ojos y nuestro cerebro, y este las interpreta como un color específico.
Según el tipo de cerebro que tengamos, interpretaremos los colores de una forma o de otra. Y sí, hay diversas pero ligeras formas de "ver" el color.
La luz es la fuente de toda percepción del color. La luz blanca del sol, por poner un ejemplo, contiene todas las longitudes de onda visibles. Por eso lo vemos muy brillante, super blanco. Por contener todos los colores.
Cada objeto tiene la capacidad de absorber solo ciertas longitudes de onda y reflejar todas las demás.
La luz es la fuente de toda percepción del color. La luz blanca del sol, por poner un ejemplo, contiene todas las longitudes de onda visibles. Por eso lo vemos muy brillante, super blanco. Por contener todos los colores.
Cada objeto tiene la capacidad de absorber solo ciertas longitudes de onda y reflejar todas las demás.
Por ejemplo, un objeto que refleja principalmente la longitud de onda del rojo nos parecerá rojo. Nos parece rojo a nuestros ojos, por devolver la longitud de onda de los rojos.
En realidad un objeto que vemos rojo es azul en alguna de sus variables hacia el violeta. Pero eso es también equivocado, pues depende de si la luz que lo ilumina es luz blanca.
En verdad los objetos no tienen un color intrínseco, propio y fijo, dependen del tipo de luz que reciban.
El color lo percibimos cada persona de una forma determinada. Nadie es igual viendo el color, aunque las diferencias sean mínimas.
El color lo percibimos cada persona de una forma determinada. Nadie es igual viendo el color, aunque las diferencias sean mínimas.
Incluso es habitual ver ligeros cambio de color entre los dos ojos de la misma persona. Si has tenido algún problema en tus ojos, comprueba esto, viendo una escena de televisión con un ojo tapado y luego con el otro ojo tapado ¿Ves igual de color las dos secuencias?
Diferencias de color que se acentúan con la edad, con lesiones o accidentes, con el desgaste de las córneas.
Hay personas con acromatopsia que solo ven en blanco y negro. Existe la tritanomalía con dificultades para ver los colores azules.
Y hay daltonismo, que confunden rojos, naranjas o verdes, incluso azules, cambiándolos de colores en su cerebro.
Vemos con más contraste o menos, con más color o con menos saturación, con más capacidad de ver entre las sombras o menos.
Pero nadie puede comparar nada de todo esto, pues todos creemos que nuestra forma de ver los colores, los contrastes y los tonos es la única.
Nuestros ojos tienen células especializadas llamados conos, que detectan las longitudes de onda reflejadas de los objetos y envían la información a nuestro cerebro que diferencia los colores.
Nuestros ojos tienen células especializadas llamados conos, que detectan las longitudes de onda reflejadas de los objetos y envían la información a nuestro cerebro que diferencia los colores.
Los conos son fotorreceptores, es decir células sensoriales especializadas que tenemos dentro de la retina del ojo.
Los conos del ojo nos permiten ver, pero solo cuando disponemos de suficiente luz, es decir, sobre todo de día y en entornos con una iluminación artificial.
Los conos son esenciales para poder percibir los colores.
En la retina se encuentran unos seis millones de conos, de modo que tenemos menos conos que bastones. Sin embargo, la agudeza visual del ojo solo se alcanza gracias a estos receptores cónicos.
La mayor densidad de conos se encuentra en una depresión ubicada en la retina, denominada fóvea; esta es la parte del ojo que permite la visión más nítida y con mejor color.
Como cada persona tiene un número distinto de conos de los tres tipos, los S, M y L, todos percibimos los colores ligeramente diferentes los unos y los otros, aunque esto nos parezca casi imposible.