La perspectiva lineal es una percepción, una sensación en el Arte que utiliza las matemáticas y la geometría para convencer a nuestros ojos y cerebro de que tenemos que mirar hacia un punto en donde convergen todas las líneas teóricas de lo que estamos viendo. Nos está convenciendo de que lo que vemos es real, no es una simple representación de la realidad.
Incluso podemos saber que ese punto en realidad no existe, que es un estrechamiento visual (por ejemplo una carretera que se va estrechando según se aleja), pero al ir cambiando de tamaño todo lo que vemos, nos ofrece una profundidad de campo muy amplia.
Si nos imaginamos contemplando quietos un paisaje, y miramos hacia el horizonte, todas las líneas rectas de los caminos, los edificios y los árboles parecen converger hacia un punto en la distancia.
Este es el punto de fuga. Cuanto más cerca esté un objeto en ese paisaje o composición del punto de fuga, más pequeño se verá. Cuanto más lejos esté un objeto del punto de fuga, más grande se verá. Y eso hay que representarlo así en la obra para crear sensación de relieve.
Los artistas utilizan la perspectiva lineal para crear la ilusión de profundidad en sus obras de arte. Al comprender y utilizar los principios de la perspectiva lineal, los artistas pueden crear composiciones realistas y atractivas que atraen al espectador hacia el mundo de la pintura. O al contrario, pueden jugar con esos puntos de fuga para hacernos creer como posible algo irreal.
No solo se puede trabajar con un punto de fuga, se pueden plantear dos o tres puntos de fuga para ampliar las perspectivas visuales a base de plantear diferentes planos en horizontal o en vertical.
Si miramos la esquina de un edificio veremos al menos dos puntos de fuga, hacia la derecha y hacia la izquierda, que pueden no ser iguales de potentes. Incluso podemos estar viendo otro punto de fuga hacia arriba o hacia abajo, colocando detalles u objetos que afiancen esas perspectivas visuales. por ejemplo un ave volando, un detalle en la acera con su sombra, etc.
Cada punto de fuga tiene sus líneas de fuga que a veces se ven claramente y otras se intuyen. Y esas líneas de fuga crean los planos de fuga, que son ya superficies que se crean entre las distintas líneas de fuga, al unirlas visualmente.
Y todo ello aderezado con el horizonte que se ve o se intuye, y es el que nos pone nuestro punto de vista en su posición correcta. El espectador siempre mirará a "su" horizonte y si no existe se lo imaginará o se lo inventará.
Leonardo de Vinci en su famosa obra "La última Cena" pintada al fresco en el refectorio de Santa Maria delle Grazie (Milán) nos muestra claramente la perspectiva lineal. Existe un punto de fuga que es la cabeza de Jesús, en el que todo converge y hacia donde es dirigida nuestra mirada. Aunque en realidad el Punto de fuga es el Cielo, la zona más clara, con más luz del paisaje exterior a la Última Cena.
Diversas líneas de fuga se encargan de conducir todo lo que vemos hacia ese punto (líneas del techo o de la pared, bordes superiores de los cuadros de la pared, paisaje, etc.). El resultado es un poderoso efecto de espacio tridimensional, acentuado además por el juego de luces de las ventanas que también nos ayudan a mirar a esos puntos. Esta obra es compleja y muy útil para explicar diversas técnicas de composición.
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