Cuando la puerta de salida se nos presenta muy pequeña, cuando la soledad nos acompaña sobre todo si estamos en un gran espacio que nos envuelve, entonces, nos viene la soledad, sentimos el peso del vacío.
Da igual que se nos presenten muchas posibles salidas, no las vemos, no las miramos, solo nos importa frotarnos las manos para intentar tranquilizarnos, y mirar al futuro, sin darnos cuenta de que no existe.
¿Por qué no nos agachamos un poco para entrar por la puerta, aunque la veamos pequeña?