No sabría decir si el artista aragonés José Luis Lasala ha sido bien tratado por su pintura, o realmente su excelente gestión cultural en Aragón o territorios vecinos eclipsó algo su trayectoria artística personal.
Tuve la suerte de tratar con él en algunos momentos de su intensa vida de gestor cultural y sin duda además de un excelente profesional era una muy buena persona, que en el 2022 nos dejó posiblemente desde la tristeza de haber perdido un tiempo antes al gran sustento de sus obras; su compañera.
Las personas fuertes, las muy fuertes, si son además creadores de ideas nuevas, siempre necesitan a su lado un bastón que les impulse, y a José Luis Lasala era Angelines la que le ayudaba a romper moldes.
Lasala creía en el color, en lo potente, en los paisajes de su mundo interior, en un mundo propio lleno de manchas, de líneas, de contrastes, de suavidad rompedora.