No sabemos qué nos estaría mostrando Víctor Mira en estos momentos, no sabemos qué desearía trabajar el aragonés Víctor Mira en su estudio en estos tiempos raros. Sabemos qué hizo y en 1988 hizo esta: "Cabeza amarrada a un pedazo de cielo" de casi tres metros de ancha, recordando un poco al famoso perro de Goya.
Víctor Mira admiraba a Goya. Posiblemente como cualquier aragonés, pero él además de admirarlo, lo absorbía para seguir multiplicarlo con oras propias.
Parte de la obra de Mira bebe y trasciende desde Goya, salvando los siglos y las técnicas, pero desde una pintura radical, fuerte y potente, casi dolorosa muchas veces, soltando imaginación para entregársela a sus espectadores.