Este cartel de la película de Florián Rey "Éramos siete a la mesa" es un poco la muestra de la estética viejuna, antigua, lógica casi en los años 40 cuando los sistemas de impresión eran caros y con técnicas y maquinaria todavía sin desarrollar mucho.
"Éramos siete a la mesa" era una película del año 1942 en blanco y negro, una comedia familiar y dramática que reflejaba la familia española de aquellos años, de alguna manera con claras necesidades, una sociedad antigua, religiosa, con muchos jetas entre los que tenían que vivir del engaño, y con el inicio de las mujeres jóvenes intentando buscar un trabajo.
La estética intentaba reflejar el papel de la mujer de aquellos años, nada que ver con el actual, con un patriarcado claramente observador, contemplativo, y eso se refleja en el cartel, impreso a dos colores, para abaratar costes.
Hoy observamos con una sonrisa aquella manera de crear comunicación, arte incluso, pero es que no había más técnicas, más formación en diseño o en Arte, ni por parte de los creadores, pero mucho menos por parte de los espectadores.
Era una sociedad que salía de un drama nacional, y que observaba el cine —quien lo podía pagar que eran los menos— desde la óptica de intentar ser feliz. La mayoría de los españoles de 1942 no podían aspirar a ser con los protagonistas de esta película.