Los colores se adaptan a las formas.
Y las formas se duplican si se dejan acompañar de color.
De colores incluso.
Sin los azules, rojos o amarillos, todo esto no diría lo mismo.
Atrapan, hipnotizan casi.
Y lo curioso es que simplemente es una calle, una decoración de fachada en una calle zaragozana.
Alguien decidió hacerla así.
Al exterior.
Para hipnotizarnos posiblemente y entremos sin fijarnos en nada más.
No, no sigáis mirando, por si acaso.