La obra de Goya está muy repartida por Aragón, y un ejemplo lo tenemos en la Cartuja de Aula Dei de Zaragoza con un trabajo de once murales de los que se conservan siete. Estos murales, creados en 1774 cuando Goya tenía tan solo 28 años, representan un fascinante viaje visual a través de la vida de la Virgen María.
Estas impresionantes composiciones, con dimensiones que varían entre cinco y diez metros de ancho y tres metros de altura, poseen una teatralidad única. Cada mural se presenta como una escena cuidadosamente elaborada para cautivar al espectador, con grupos de figuras centrales rodeadas de actores secundarios, paisajes y cielos que realzan los ambientes dramáticos del conjunto.
Tenían que ser obras serias, uniformes, realizadas con grandes manchas de color pues estamos hablando de muchos metros cuadrados de murales, pero con detalles en los rostros y en los pliegues de las ropas que les confirieran vida. La técnica es óleo al secco sobre los yesos de los muros de la iglesia, una técnica que también utilizó Goya en sus famosas Pinturas Negras.
En la imagen de arriba vemos la obra que nos muestra el nacimiento de la Virgen María.