En el fascinante mundo de los colores, nos enfrentamos a tonalidades que desafían nuestra percepción. Se dice que los humanos pueden diferenciar hasta un millón de colores, aunque algunos sugieren cifras aún más asombrosas, alcanzando los diez millones. ¿Todos los seres humanos comparten esta capacidad o hay variaciones individuales? Una barbaridad imposible de asegurar. ¿Todos los humanos? ¿Acaso algunos?
La forma en que percibimos los colores varía según las condiciones de iluminación y nuestro entorno. No los vemos a la vez. Si observamos zonas en sombra perdemos gran parte de los tonos de las luces. Si vemos las pastes oscuras de un árbol no podemos ver todos los tonos del cielo o del brillo de las hojas.
La singularidad de cada persona se extiende no solo a la cantidad de colores que podemos ver, sino también a la interpretación de sus espectros. Problemas oculares pueden llevar a que cada ojo vea colores de manera diferente.
No se ven igual los mismos tonos o colores si los observamos al natural o si los vemos a través de una pantalla o un impreso. Y aquí, cuando intervienen estas bases, el papel o la pantalla, depende mucho de su calidad de impresión o de reflexión para que nos muestren más o menos cantidad de colores.
La imagen de arriba parte de unos post en colores casi fluorescentes, impresos cerca ya de las zonas no visibles por nuestros ojos. Pero no todos los podemos ver igual de brillantes. Incluso es posible que algunos nos parezcan más fluorescentes que otros, y no coincidamos entre nosotros en saber cuales son estos.
Estoy seguro que incluso los vemos diferentes en la pantalla de un ordenador, de un teléfono, entre marcas de pantallas, etc. ¿Qué es el Color y su complejidad?
En Arte cada vez se utilizan más colores fluorescentes si se trabaja en pinturas acrílicas, como colores puros o como colores mezclados. Pero siempre, desde hace siglos, se busca utilizar colores limpios, brillantes, que destaquen sobre otros.
Nada hay peor en una obra que "amarronar" los tonos, algo mucho peor que agrisarlos que sería la otra posibilidad si no controlamos muy bien los pigmentos de nuestras mezclas.
Irnos hacia los tonos marrones sin ser marrones es un gran error que hay que evitar en el Arte, conociendo bien la capacidad de cada pintura, su limpieza tanto si es utilizado sin mezclar como su comportamiento cuando se junta con otros colores.
Un simple amarillo mal elegido puede amarronar un verde al juntarse con un cían o azul celeste, si no hemos sabido elegir bien ambos pigmentos. La experiencia es importante, pero también conocer bien cada tono, cada pintura o pigmento, para conocer cómo se comportan en la mezcla, en el contraste con otros colores vecinos, al secarse y con el paso del tiempo.
En Arte cada vez se utilizan más colores fluorescentes si se trabaja en pinturas acrílicas, como colores puros o como colores mezclados. Pero siempre, desde hace siglos, se busca utilizar colores limpios, brillantes, que destaquen sobre otros.
Nada hay peor en una obra que "amarronar" los tonos, algo mucho peor que agrisarlos que sería la otra posibilidad si no controlamos muy bien los pigmentos de nuestras mezclas.
Irnos hacia los tonos marrones sin ser marrones es un gran error que hay que evitar en el Arte, conociendo bien la capacidad de cada pintura, su limpieza tanto si es utilizado sin mezclar como su comportamiento cuando se junta con otros colores.
Un simple amarillo mal elegido puede amarronar un verde al juntarse con un cían o azul celeste, si no hemos sabido elegir bien ambos pigmentos. La experiencia es importante, pero también conocer bien cada tono, cada pintura o pigmento, para conocer cómo se comportan en la mezcla, en el contraste con otros colores vecinos, al secarse y con el paso del tiempo.