Dos frases, dos manos diferentes. Dos opiniones.
Dos mensajes pero a su vez dos gritos.
Dos prohibiciones.
¿Y si dejáramos que cada uno hiciera lo que le aconsejaba el cuerpo?
Ya, creemos que eso no es posible.
Pues nada, nos seguiremos prohibiendo un poco de cada.
Para no fracasar en las paredes de la vida.