Pocas veces hablamos de la vidriera como un Arte y no como una Artesanía. No hay muchas distancias artísticas entre ellas, y a veces las vidrieras juegan con la luz mejor que muchos otros Artes. Carlos Muñoz de Pablos es un artista del vidrio, de la luz que entra.
Desde su Segovia sigue trabajando eso, atrapar la luz, dejarla pasar tamizada y coloreada y dar formas a sus trabajos a través de la luz que entra. Es logra que sus obras pueden tener distintos colores según el día o la hora del mismo día.
Dibuja, pinta y utiliza plomos y vidrios. Crea colores, los diluye o los difumina. ¿Por qué tiene que ser Arte Menor que la pintura si muchas veces impresiona más su contemplación que la de un cuadro colgado en una pared de la misma iglesia?
Nos decía el otro día en una entrevista que: “El soporte es el vidrio plano de color, que se corta y se pinta con veladuras de pigmentos de óxidos metálicos vitrificables y se hornea para fijarlo al vidrio. Se ensambla con perfiles de plomo para formar paneles de grandes superficies que van a cerrar los huecos de la arquitectura. No ves la vidriera hasta que no la colocas en su espacio porque tiene que contemplarse a distancia, hay que saber sobredimensionar. Ahí te la juegas. A veces toca empezar desde el principio”. “Somos chatarreros del vidrio. Cuando nos enteramos de algún sitio donde van a hacer obra y los van a tirar, les decimos que esperen. A veces son de hace décadas y ya no se hacen así”.