Los cosas más aburridas, más sosas incluso, tienen su punto de interés si se lo ponemos, si lo buscamos. Depende de nuestra capacidad de mirar y de dejarnos llevar.
Esta cuerda vieja, muy vieja incluso, no sabemos qué papel cumple, pero sigue estirada por lo que entendemos que algo está haciendo bien.
Nos puede resultar extraño que esté tan vieja y se siga utilizando, pues vivimos en un mundo de usar y tirar. Y que algo nos parezca ya muy usado nos cuesta entenderlo.
A partir de estos instantes, de esas miradas con dudas, pueden surgir esos segundos necesarios para que algo nos llame la atención y nos quedemos con su figura. No nos dice nada, pero podría decirnos muchas cosas. Todo depende de nosotros.
¿De dónde viene? ¿Hasta dónde cae la cuerda? Aquí lo dejamos.