El contraste urbano es múltiple, fabuloso, es un dibujo de nuestra sociedad, un elemento que nos ayuda a entender o a no entendernos. La fotografía urbana es una maravilla para retratarnos por dentro aunque sean fotografías por fuera.
Esta calle no es una ciudad china, ni tampoco es una ciudad cochina de los EEUU. Es Madrid a las 11 de la mañana. No es tampoco de tarde, no está hecha en un horario de recogida de basuras.
Ante la elegancia del edificio cerrado, con verjas o vallas, sacamos a la calle lo que nos estorba, lo que no nos gusta.
El contraste, la diferencia, el encerrarnos dentro de la limpieza y el sacar los desechos del culo a las puertas del cuerpo urbano.
Y lo curioso es lo bien que nos acostumbramos todos los demás a vivir entre las basuras de los demás, bebiendo o viviendo. Nos hemos acostumbrado a casi todo.