Los lienzos, las bases, las hojas de papel, suelen ser blancas y vacías de contenidos, solo antes de estrenarlas. luego dejan de ser limpias para ir convirtiéndose en espacios en donde todo es posible.
Los artistas antiguos solían reutilizar los lienzos, las telas varias veces, sobre todo al principio de sus carreras, pues era caro el material. Si algo no les gustaba lo abandonaban pero reutilizaban las telas.
Lo curioso es que ahora hay lienzos urbanos que son puertas ajenas, pero hay más pinta manchas que espacios, que puertas vacías, y eso nos lleva a ver como los lienzos urbanos se reutilizan hasta convertirlos en basura reutilizada.
Ya nadie sabe qué se quiere decir, qué se desea pegar o escribir. Todo se amontona como sucede con los carteles de publicidad en algunas épocas del año. Unos se pegan encima del anterior y ninguno logra su objetivo.
Convertimos en basura la puerta, el lienzo, a base de ir sumándole basura tras basura tampoco sabemos bien con qué intento.
Si el dueño de la puerta intenta mediar y se pone a limpiar su lienzo de madera, logra todo lo contrario, pues quedan mierdas a medias, basuras a medias despegar, pintura que dejan huellas sin lectura. Un barullo que es peor pues facilita que otros intenten dejar sus firmas encima.