El artista murciano Pedro Cano presenció la salida de la procesión del Viernes Santo de 2000 en Murcia, desde dentro de la privativa iglesia de los Nazarenos. Se quedó prendido de la belleza incomparable de las tallas salzillescas y comprobó el esfuerzo estraordinario de los estantes para sacar los pasos por la estrechez de la puerta.
Le deslumbró la belleza clásica de la Verónica de Salzillo y en su mente comenzó a fraguarse cómo sería ese paño que la piadosa llevaría en sus manos un año después, pues cuando procesiona lo hace con un paño elegido entre los que tiene la cofradía, generalmente los más modernos pues los antiguos no pueden soportar el sol y mucho menos las inclemencias del tiempo.
Pedro Cano estuvo horas y días de visita unos meses después, en la soledad de la iglesia museo, tomando apuntes en su cuaderno de campo. Bocetos inspirados siempre en los rostros de Cristo que esculpiera Salzillo.
Pedro Cano estuvo horas y días de visita unos meses después, en la soledad de la iglesia museo, tomando apuntes en su cuaderno de campo. Bocetos inspirados siempre en los rostros de Cristo que esculpiera Salzillo.
Después y ya en su estudio de Blanca (Murcia), Pedro Cano, trabajó sobre el lino auténtico que había buscado para ser el soporte de su pintura. Siempre lo tuvo claro el artista, tenía que ser un trozo de lino, desnudo, sin puntillas ni aderezos, un trozo de paño como el que llevara aquella mujer en la amarga mañana del Calvario cuando salió al encuentro del Nazareno, un paño que, a buen seguro, llevaría en sus manos para las faenas del hogar.
Y el artista Pedro Cano supo esculpir con pintura sobre tela la figura de un Cristo doliente, lleno de marcas de sangre, dolorido y sereno, en acrílico sobre la tela de lino. Paño que efectivamente, procesionó el año 2001 y el año 2013.