El fotógrafo norteamericano Robert Cornelius es reconocido como un pionero en los inicios de la fotografía antes de la mitad del siglo XIX, y el autor del primer autorretrato que se conserva, de la utilización de luz en estudio para conseguir mejores resultados, sobre todo en sus retratos para la sociedad pudiente de Filadelfia.
Esta imagen de su retrato la realizó a finales del año 1839, entre octubre y noviembre, con luz natural de la calle y se calcula que tuvo que estar posando unos cinco minutos totalmente quieto para que la fotografía no saliera movida, dada la técnica y materiales de la época, que necesitaban poses muy largas por la sensibilidad de los materiales.
Sus conocimientos en química y óptica le sirvieron para intentar dominar el nuevo arte de la fotografía, y sobre todo para mejorar los procesos del daguerrotipo.
Abrió diversas tiendas pioneras de fotografía en los EEUU para retratar a familias en sus estudios Cornelius, Son & Co. entre 1839 y 1843, pero con la popularidad de la fotografía comercial dejó su oficio de fotógrafo para dedicarse a negocios familiares de energía y gas.