En el siglo XVIII esta obra se llevó al Museo de Louvre en donde todavía permanece.
Los artistas florentinos de la época buscaban comprender y copiar la calidad estética de la escultura y la arquitectura antiguas, pero a cambio se preocupaban poco por la exactitud histórica dibujando escenas que sobre todo en los paisajes, trabajaban buscando la efectividad de la obra final. Las ropas, las armas, el paisaje que envuelve la obra no tiene nada que ver con la realidad de aquel momento histórico.