9.4.23

Arte africano para las Salas de Subastas


Vivimos durante siglos convencidos de que el Arte era europeo y luego fuimos aceptando a regañadientes que también podría ser norteamericano. Sobre todo cuando fuimos convirtiendo el Arte en un gran mercado de negocios, no siempre blancos.

En las últimas décadas fuimos descubriendo el Arte Iberoamericano y el Arte oriental, lo aceptamos no siempre en igualdad de condiciones, pero nos fuimos abriendo par buscar diversidad. Ahora nos hemos ido dando cuenta que África tiene su propia mirada, su propio entendimiento artístico, y que también merece la pena meter las zarpas en ese mundo artístico casi siempre contemporáneo de África.

Esta obra es del artista nigeriano Paul Oyetunde Ogunlesi, un pintor que busca adentrarse en una nueva forma de explicar las vidas, llenas de dudas, de silencios con figuras no siempre completas que esconden parte de sus explicaciones. Llenas a veces de insectos revoloteando, humanas pero a su vez desprovista de reconocimiento facial, como no queriendo decir si realmente son humanas del todo.

El propio Paul Oyetunde Ogunlesi dice: Mis obras son una descripción de almas conocidas que están encerradas dentro de cada uno de nosotros. Son el diseño de algunas realidades obvias u ocultas de la existencia humana, en lo que respecta a la vida diaria. Mis narrativas están inspiradas en los adagios yoruba, y giran en torno al amor, la esperanza, la fe, el romance, la moda y el fomento de más bondad en el mundo. Cosas que creo que pueden ser experimentadas por todos en el mundo, sin importar su posición, estado o ubicación. Las técnicas de pintura de temple y lavado son las que utilizo para crear mis piezas y el cotejo de impresiones de periódicos son primordiales en mi pintura, para transmitir narraciones ocultas detrás de las experiencias de cada tema que estoy tratando en todo momento. Con mis obras, tiendo a centrarme en los pies hacia arriba, proporcionando una multiplicidad de narrativas para que mi audiencia explore mis lienzos metafóricos y ambiguos que oscilan entre un sentido de paz y abandono, fe, esperanza tenue. Obligado a convertirse en voyeur, el espectador pronto se convierte en el protagonista fuera de la pantalla de una escena que se le deja para que la interprete.

Todos nos tendríamos que hacer una pregunta básica. ¿Qué nos interesa del Arte Africano? ¿Solo sus obras y no sus artistas? ¿Solo llevar a salas de subastas sus obras baratas para hacer negocios fáciles y de gran beneficio? ¿Es posible hablar de Arte, vender Arte, sin querer dar a conocer a los artistas? ¿Qué porcentaje de beneficio deja una obra de un artista africano que nunca ha salido de su país y que se vende en marcados de Londres o de New York?