Cualquier elemento, troceado, puede querer decirnos otra cosa, algo distinto. Y si nos lo habla, más todavía nos lo muestra, intentando enseñarnos a través de su propia libertad para trocearse, una nueva manera de ver y mirar.
Una simpleza, troceada, enmarcada, seleccionada para engañarnos, puede estar queriendo hablar por sí misma, desde otra óptica. Es otra manera de crear dudas, maneras de mirar, realidades que encajan o no en nuestra manera de querer entender.