Esta pieza es un disco de cerámica creado por Joan Miró. Hubo un tiempo que muchos artistas como Picasso, Dalí o Miró caían deseosos en crear también en cerámica, no solo sobre lienzo o creando esculturas. Eran años en los que casi todos los de la misma época intentaban crear con las técnicas muy similares.
Pero quería hablar de esta cerámica de Miró desde otro punto de vista.
No todas las obras de un autor conocido y reconocido pueden tener el mismo valor, y no hablo del económico sino del artístico. A veces se hacen obras u obritas que resulta algo defectuosas. Sobre todo con el paso del tiempo.
Es un Miró, sí, pero no es un gran Miró aunque haya salido de su taller, de sus manos. Es una cerámica incluso bastante infantil para el tipo de obra que hacía Miró.
Es un surrealismo que (creo) ha soportado mal el paso del lienzo a la cerámica, es muy posible que lo que cada uno de nosotros somos capaces de hacer bien en una base, con unos materiales, sea complicadísimo repetir con otros medios.
A veces el propio mercantilismo o las personas que rodean a los propios artistas, les obligan a entrar en otros campos con tal de fabricar obras, más que de crear obras. Y entonces se pierde valor de muchas de ellas.
No hablo de lo sencillo que puede resultar hacer un tipo de obra, por ejemplo este que vemos, sino del valor visual, estético o incluso provocativo y novedoso del mismo. El peso del traslado de las ideas hacia la ceramica, no le ha favorecido a Miró en este caso.