Miquel Fuster fue un ejemplo de supervivencia, un ARTISTA que en sus peores momentos seguía pensando que el Arte le mejoraría su vida. Un ejemplo de que el Arte no sirve para triunfar, ni para sobrevivir económicamente, sino si acaso, para sobrevivir mentalmente.
Durante 15 años, entre 1988 y 2002, sobrevivió sin un techo fijo en Barcelona y otros municipios cercanos. En 2003, con poco más de 40 kilos de peso para sus 1,82 centímetros de gran altura, encontró el apoyo en la Fundación Arrels, que le ayudó a dejar el alcohol y le ofreció un apartamento que convirtió en su estudio para volver a pintar.
Creó un Blog personal en donde mostraba sus obras y empezó a publicar algunos dibujos en algunas publicaciones catalanas. Obras siempre con una personalidad muy definida.
Miguel Fuster o "Miguelito" era hijo de aragoneses, que tuvieron que emigrar hacia la mejor Barcelona rica, para trabajar de sirvientes de las masías catalanas tras la guerra.
Y con la escuela de los muchos tebeos que leía de niño y un bolígrafo, empezó a trabajar el papel para llenarlo de sensaciones, sentimientos, miradas personales.
Trabajó de ilustrador hasta que la mala suerte, o la provocación de algún vecino que no soportaba sus fiestas en el piso de Artistas, hizo que se incendiara su vivienda y perdiera las pocas opciones de seguir viviendo dignamente. A partir de ese instante, vivió sin agua, sin luz, dentro de una vivienda quemada sin poderla restaurar, hasta que la calle y el alcohol se mezclaron para destrozarlo.
Cuando falleció con 77 años de vida, algo impensable para personas que han vivido en la calle tantos años, tenía varios proyectos encargados a medio terminar. Las ayudas de la Fundación Arrels fueron fundamentales para auparse hasta sus últimos días. Y para crear una red de ayuda, de consejos y de Arte maravilloso que se acabó el 30 de marzo del 2022.