Un mal día puede cambiar si acudimos al teatro, vemos un museo o escuchamos una sinfonía, podemos modificar nuestra tristeza tras un concierto Pop o viendo una espectáculo de circo o de danza.
Si estamos muy quemados, tal vez con un carboncillo y una hoja de papel grueso logremos calmarnos, es posible que si un niño se aburre cambie si le dejamos jugar con arcilla para crear árboles o muñecos. UN adolescente puede transmitir sus sensaciones con una cámara fotográfica o con un libro de relatos suyos o de otra persona.
Todas estas actividades son caminos artísticos que se entrelazan, se contagian incluso, se ayudan entre ellos para modificar nuestras sensaciones corporales.
Un niño es sobre todo un ser creador de contenidos, hacia fuera de su cuerpo, hacia dentro de su cerebro. Podemos intentar que simplemente memorice textos o datos, pero a su vez podemos lograr que se llene de sensaciones, de gustos, que aprenda a controlar sus sentimientos, a expresarlos, a mostrarlos.
Todos admitimos que los niños y jóvenes están en un periodo de aprendizaje, atraviesan unos años maravillosos para formarse, para aprender, para expresar lo que van sintiendo. Pero no siempre las facilitamos las herramientas mentales para que pueden sacar desde dentro esa creatividad que les suponemos, esa imaginación maravillosa, que a veces parece que se la estamos suprimiendo, moldeando.
A estas edades, además de recibir información y formación, deben ser capaces las personas jóvenes y los niños de poderse expresar. Y si entendemos como básico que sepan hablar, no es lógico que no ayudemos a que también sepan expresarse con más herramientas que la palabra oral.
El Arte nace de la curiosidad y de modelar esa curiosidad para hacerla propia y entregarla modificada con arreglo a tus propias ideas. Digamos que añades y pules la curiosidad real que observas, para convertirla en “tu” realidad. Y someterte a la hora de entregarla, a la mirada de los otros. Eso bien encauzado, bien trabajado, debería ser maravilloso para los niños y jóvenes, y para su desarrollo personal y formativo.
El Arte enseña a mirar, a expresarse, a escuchar, a movernos, a sacar, a regalar, a canalizar emociones, a identificar sensaciones y problemas, a disfrazarse de otra persona.
El Arte no es solo pintar o dibujar, es también teatro y danza, es literatura y música, es escultura o modelaje, es descubrir el diseño en todas sus variables incluidas el urbano o el verde.
Se abren pues diversas especialidades que pueden configurar gustos de futuro, de un desarrollo profesional a través de lo que se va aprendiendo en esa infancia que debemos aprovechar a tope.