En épico estado de desgracia colectiva.
Lo intentó pero no pudo, se sujetó pero al final le faltaron fuerzas.
Se cayó agotada.
Herida de seca.
Rota de sus agarres.
Al caer al suelo enseguida vinieron las humedades a decirle que no se preocupara.
Que era habitual.
Que le sucede a muchas hojas como ella.
Que era un otoño invernal, y es lo que tienen los fríos.
No quiso escuchar nada más, y se durmió.
Nota.: Fotografía de Luis Iribarren.