El contenido y el continente.
La suma de ambos hace posible que se sujeten las maneras.
Y que se produzcan sombras y reflejos.
Nunca probé el continente, lo vi duro y sin sustancia.
Pero el contenido estaba en su punto y tuve la obligación de gozarlo.
Poco antes lo vi reflejarse enfrente de mí… y comprendí que no debía dejarlo marchar.