Herida rajada, apertura discontinua, curiosidades naturales.
Se quería abrir para enseñarme su interior, pero tuve que pararla entre varios deseos de ir despacio. No era eso lo que le pedía, sino simplemente que fuera sincera y alegre.
Al final frenó sus deseos y se quedó conmigo intentando explicar su vida. La anterior y la que todavía esperaba su llegada para ir gastándola.
Desde su gris mirada todavía conservaba una sonrisa que te atrapaba desde las profundidades de su interior.
Era una mirada rara mezclada con una mueca muy agradable.
En la originalidad de sus gestos estaba su éxito.
Me la encontré en una estación ferroviaria perdida por la Huesca casi vacía. Ella se quedó como petrificada y yo tuve que subir al tren.
Sé que seguirá en el mismo sitio la próxima vez que vuelva.