Dice la razón sin razones, que detrás de las paredes se esconden los bichos escondidos, para que no sean cazados a la primera de cambio.
Y es posible que así sea.
Que incluso las flores y las plantas, sabedoras de que enseguida las cortamos del rabillo para ponerlas en un jarrón, se quieran esconder entre los pliegues de las paredes viejas.
Cuidado, no nos vayamos a quedar sin belleza.