Creo que debemos disfrutar de los colores y las formas de la naturaleza, suponen creer que la belleza puede ser espontánea, aleatoria, y algo muy natural que crece sin que hagamos nada al respecto. Un ramillete de flores rosas casi silvestres es un ejemplo de esa belleza maravillosa e imposible de repetir con la intervención humana.
La naturaleza siempre nos gana. Y eso a su vez siempre nos atrapa.