Mirar en la noche el cielo estrellado que acompaña a la Vía Láctea es sentirse como en otro planeta. Siempre que logro acercarme a ese envoltorio que está oculto para la mayoría de urbanitas creo que hay dos formas de entender qué somos, los que vemos noche negras y los que pueden observar los cielos muy estrellados.
No puedo fotografiar la Vía Láctea pues no dispongo de herramientas. E incluso puede que sea mejor así, pues de esta forma siempre me sorprender al verla de verdad.
¿Qué somos en realidad ante esa otra realidad tan sencilla?
¿Nos la creemos, y si así hacemos qué pensamos de nosotros mismos?
¿Qué somos ante la inmensidad?