Todos hacemos fotografías pero no todos son fotógrafos, al igual que todos conducimos coches pero no todos somos taxistas. Un fotógrafo es quien logra vivir de la fotografía o al menos consigue unos ingresos importantes. O aquel al que la fotografía le ofrece una actividad recompensada con prestigio, con reconocimiento, con satisfacción personal.
No es pues tan complicado ser fotógrafo, pues aquellas personas que consiguen vivir mejor de y con la fotografía, bien con ingresos económicos o bien con satisfacciones personales que les hagan sentirse bien, deben ser considerados fotógrafos.
Yo tengo la enorme suerte muy minoritaria de llevar 51 años viviendo de la fotografía. Es un caso de los pocos y lo sé, y además sin haber hecho muchas fotografías e incluso sin haber vendido ninguna fotografía propia. Pero sabiendo bien a qué huele el metol, la hidroquinona o el fijador.
Hoy creemos que cualquiera puede sentirse fotógrafo, y es cierto. Aunque no lo es pensar que cualquiera puede ser realmente fotógrafo. Para eso hay que querer y además hay que ser constante. No es lo mismo ser cocinero que hacer paellas los domingos.
La fotografía ha logrado abrir el Arte de forma más sencilla a muchas personas pues crear con tu sello personal a través de la fotografía es más sencillo que a través de otras artes. Porque de lo que ya no queda duda es de que la fotografía es muchas cosas, y entre ellas puede ser Arte.
A partir de esas decisiones personales, la fotografía puede ser Arte de muchas maneras diferentes y eso depende de cada fotógrafo.
Lo cierto es que resulta imposible hacer Arte con la fotografía si antes no eres fotógrafo.
Para que una imagen sea Arte antes tiene que satisfacer de manera importante a quien la haga. No es tan importante que guste a otras personas, como que diga algo a quien la crea, la atrapa, la recoge y se la lleva. El Arte Fotográfico es muchas veces algo tan simple como saber ver lo imposible.
Julio Puente Mateo