Para detener a una persona con mando en Plaza se necesitan muchos militares vestidos de Bonito. Para detener a uno de lo más normal, de los que tenemos que obedecer pues así lo indican las circunstancias, a veces con un grito ya es suficiente.
El poder sirve incluso para diferencias la manera de parar a los asquerosos. No a todos se les pude indicar de la misma manera que son unos bordes.