Ni son escaleras de subir, ni son escaleras de bajar.
Las escaleras sirven para muchas cosas, incluidas para ni subir ni bajar.
Pero hay escaleras que no son escaleras.
Hay paredes que parecen escaleras y escaleras que parece colgajos para depositar.
Hay paredes sobre las que se puede pisar, y escaleras sobre las que no se puede subir.
Ni bajar.
Casi nada es lo que debería, ni tampoco lo que a veces parece.
A eso lo queremos llamar trampantojo, pues es una trampa.
Que se te antoje una trampa es de masoquistas indecisos.