En una oreja de niño, que me sirve para oír cosas que los adultos nunca se paran a sentir, oigo a los árboles que dicen, a los pájaros que cantan, a los ríos y nubes que pasan.Oigo también a los niños cuando cuentan cosas, que a una oreja madura parecerían misteriosas.
Gianni Rodari