Yo creo en los otros.
Sí, los otros son el resto.
Incluso vosotros sois el resto.
Tú, por ejemplo, eres de los otros y te creo, fíjate si te creo que hasta te escribo y todo.
Yo creo en los otros porque sé que existen y son buenos o malos según les da el viento, pero lo son.
Debo creer en los otros, lo cual no me obliga a que los ame, a que los comprenda, pero soy de los que saben que tienen mucha fuerza, que a veces son los otros los que nos dominan, los que se apoderan de nosotros.
Fíjate que incluso tú —si el que me estás leyendo esto— puedes ser un personaje de los que me joden, de los que me la están dado con queso siendo fino.
Y aun así yo voy y me acuerdo de ti y te escribo unas líneas.
Creo que te mereces un recuerdo mío porque si me lees, es porque estás cerca de mí.
Aunque sea para joderme.