Las ideas quisieron esconderse, pero a poco que rascamos sobre la superficie, aparecen descansando detrás de la superficie.
¿Quién la tuvo?
¿Quién las quiso guardar para nosotros, escondidas entre los libros?
¿Sirve para algo si han pasado siglos?
Los arqueólogos de las ideas seguirían rascando, pero los de la belleza, preferimos dejar las dudas abiertas y a medio mostrar.