Los alambres de espino que te prohiben continuar te los puedes encontrar en cualquier rincón.
A veces disimulados entre hierbas del campo, envueltos en bonitas palabras, disimulados entre colores alegres y bonitos.
Los alambres que te impiden continuar, pasan muy desapercibidos, pues ya han aprendido a esconderlos entre la maleza de la vida.
No siempre pinchan, pero todos ellos asustan mucho y ese es su principal cometido.
Asustar, frenarte.