Se esconden, los escondemos, nos escondemos para no mirarlos, existen.
Indignidad la nuestra por consentirlo, por no corregirlo, por no saber evitarlo.
Humanismo de calle, humanismo de mentira, cristianismo falso de perdón diario.
¿Qué hago yo para evitarlo? Menos de lo necesario, pues sigue existiendo.