No tenemos nada claro qué nos puede suceder si nos pudiéramos meter fisicamente dentro de un libro, si nos sintiéramos envueltos por las páginas, por los párrafos, si a nuestro alrededor tuviéramos todo el texto del mundo, casi imposible de leer. ¿Por dónde empezamos?
El Arte y las instituciones que creen en él como vehículo de transmisión, deben plantear a la sociedad cualquier escenario. Y que luego esa sociedad en forma de espectadores, elijan, decidan, seleccionen.
Las personas debemos ser activas para dejarnos llevar. Algo que parece una dicotomía. ¿Activos y libres? ¿Y además dejarnos llevar?
Y para que eso suceda nuestra libertad debe estar constituida por la libertad de elección.
Y para ello debemos tener diversas opciones de elección.
Se puede ser libre, dejándonos llevar…, si antes hemos podido elegir libremente de quién nos quedemos dejar acompañar.
Y eso puede, debe, ser el Arte.
Múltiples opciones, que se impliquen y nos impliquen para que decidamos si quieres elegir una, que te ofrezcan diversas posibilidades de elección y de cambio según tú vayan cambiando. O que incluso te den la opción de no elegir ninguna.