Dice la leyenda que Filoctetes era nacido en Tesalia e hijo de Peante y Demonasa (o Metone). En la epopeya homérica, Filoctetes era el custodio del arco y las flechas de Heracles, que las recibió del mismo Heracles, en compensación por encender su pira en el Eta. Eso sí, Heracles le pidió a Filoctetes que no revelara el lugar de su muerte, y él juró no hacerlo. Pero tiempo después, acosado por las interrogantes, Filoctetes subió al Eta y golpeó con el pie el sitio donde se levantó la hoguera de Heracles. Así, aunque no pronunció palabra, Filoctetes rompió su promesa, y por ello fue castigado con una terrible herida en el pie.
Filoctetes se unió a la expedición contra Troya. Poseía siete naves con cincuenta arqueros cada una, pero Filoctetes no llegó a Troya. En la escala a Ténedos, mientras celebraba un sacrificio, una serpiente le mordió un pie. La herida se infectó y comenzó a desprender un horrible hedor. Por esto, Ulises convenció al resto de los jefes de abandonar al herido en la isla de Lemnos, cuando la flota pasaba por las cercanías. Filoctetes vivió diez años allí, alimentándose de aves que cazaba con las flechas de Heracles.
La serpiente, escondida entre las hierbas, habría mordido al héroe mientras él limpiaba el altar de Crisa, la divinidad que había dado nombre a la isla. Otra versión explica que la herida no se produjo por una serpiente, sino por una flecha envenenada del propio Heracles. Filoctetes la habría dejado caer accidentalmente sobre su pie, dejando una herida incurable. El accidente de esta versión se considera la venganza de Heracles por el juramento roto.
En otras versiones Filoctetes fue abandonado no por los tremendos olores de su herida, sino por los gritos de dolor que era incapaz de reprimir. Tales gritos le hacían llorar tremendamente, así que no hubo más alternativa que abandonarlo a su suerte. Pero aquella herida sanó poco a poco y no murió de ella.
Tras la conquista de Troya, Filoctetes volvió a su país de origen. Es uno de los héroes de La Odisea con un regreso feliz y exitoso. Otras leyendas afirman que Filoctetes, en medio de sus aventuras, habría fundado varias ciudades en Italia meridional, en la región de Crotona. Se le atribuía la fundación de Petelia y Macala, donde entregó a Apolo las flechas de Heracles.
En otras versiones Filoctetes fue abandonado no por los tremendos olores de su herida, sino por los gritos de dolor que era incapaz de reprimir. Tales gritos le hacían llorar tremendamente, así que no hubo más alternativa que abandonarlo a su suerte. Pero aquella herida sanó poco a poco y no murió de ella.
Tras la conquista de Troya, Filoctetes volvió a su país de origen. Es uno de los héroes de La Odisea con un regreso feliz y exitoso. Otras leyendas afirman que Filoctetes, en medio de sus aventuras, habría fundado varias ciudades en Italia meridional, en la región de Crotona. Se le atribuía la fundación de Petelia y Macala, donde entregó a Apolo las flechas de Heracles.
Esta obra es del pintor irlandés James Barry del año 1770 y se conserva en la Pinacoteca Nacional de Bolonia en Italia.