El 2 —como casi nadie se acuerda del 0— es el segundo número, lo cual le deja en una posición importante y muy recordable.
El 2.
Bien, el segundo.
Ser el segundo es a veces muy elegible, tiene sus ventajas con el primero.
Depende.
Un buen 2, bien elegido, elegante y con ganas de poder destacar sobre la pared, puede hacer mucho.
No siempre es necesario ser el 1.
Todos los 1 necesitan tener a su lado un 2.
Por si acaso.