El cuadro de Las Meninas de un Diego Velázquez ya mayor es un impresionante óleo sobre lienzo de 381 cm de altura por 276 cm de anchura realizado en el Alcázar de Madrid en 1656. A pesar de que es mundialmente conocido como ‘Las Meninas’, lo cierto es que este no es su verdadero título. En 1666 aparece registrado como Retrato de la señora emperatriz con sus damas y una enana en el inventario del Alcázar, aunque también se ha designado como La familia de Felipe IV.
Las Meninas es una palabra portuguesa que significa “niña” y con el que se designaba a las damas de compañía (amigas) de la infanta y que tenían su misma edad.
El personaje principal es la infanta Margarita Teresa de Austria a la que Velázquez considera como el futuro de la Monarquía y que murió 17 años después por complicaciones en su cuarto parto; y siendo un retrato real, los Reyes se ven al fondo y levemente, reflejados en un espejo.
La luz de la obra viene desde una posible gran ventana que estaría a la derecha del cuadro y que es la que ilumina toda la escena, incluso es la que también ilumina el espejo en donde se ven reflejados los Reyes.
Un detalle muy interesante de esta obra es la figura del propio Velázquez pintando un gran cuadro.
El personaje principal es la infanta Margarita Teresa de Austria a la que Velázquez considera como el futuro de la Monarquía y que murió 17 años después por complicaciones en su cuarto parto; y siendo un retrato real, los Reyes se ven al fondo y levemente, reflejados en un espejo.
La luz de la obra viene desde una posible gran ventana que estaría a la derecha del cuadro y que es la que ilumina toda la escena, incluso es la que también ilumina el espejo en donde se ven reflejados los Reyes.
Un detalle muy interesante de esta obra es la figura del propio Velázquez pintando un gran cuadro.
¿Qué pinta en realidad Velázquez en ese momento?
Él no ve la escena de Las Meninas, excepto que tenga delante, en la posición en que estamos como espectadores, un enorme espejo que le refleje a los personajes para poderlos pintar. En su posición, los está viendo de espaldas, y solo un espejo le ayudaría a ver los rostros, los detalles, las formas.
Otra cosa es que en realidad Velázquez estuviera pintando "otra" obra, que nada tuviera que ver con lo que estamos viendo en esta. Y que Diego Velázquez hubiera pintado esta escena sin estar él en ella, y posteriormente añadirse él mismo. Lo cierto es que no se podía tener a los personajes durante días posando, para poder hacer el cuadro de este tamaño.
Otra cosa es que en realidad Velázquez estuviera pintando "otra" obra, que nada tuviera que ver con lo que estamos viendo en esta. Y que Diego Velázquez hubiera pintado esta escena sin estar él en ella, y posteriormente añadirse él mismo. Lo cierto es que no se podía tener a los personajes durante días posando, para poder hacer el cuadro de este tamaño.
Se sabe que en su posición y observada la obra por Rayos X, parece que iba una figura femenina, posiblemente la infanta María Teresa de Austria, hija mayor de Felipe IV.
Es claramente un cuadro al óleo con técnicas fotográficas aunque en esos tiempos nadie podía imaginar que la fotografía existiría. Podría haberse valido de una cámara oscura para tomar apuntes sobre el lienzo y no tener a las personas posando mucho tiempo.
La obra es un ejemplo pedagógico de luz, de relieve, de poner las miradas de los personajes en sus posiciones perfectas para que veamos un espacio amplio por donde movernos incluso siendo espectadores del lugar que entendemos como una gran habitación sobre la que podemos casi movernos.
Para más relieve en la escena, coloca una luz potente al fondo, detrás de la puerta en la que vemos al aposentador de la Reina, indicándonos que aquello continúa, que no es plano, que se puede viajar por el interior de la obra.
Es claramente un cuadro al óleo con técnicas fotográficas aunque en esos tiempos nadie podía imaginar que la fotografía existiría. Podría haberse valido de una cámara oscura para tomar apuntes sobre el lienzo y no tener a las personas posando mucho tiempo.
La obra es un ejemplo pedagógico de luz, de relieve, de poner las miradas de los personajes en sus posiciones perfectas para que veamos un espacio amplio por donde movernos incluso siendo espectadores del lugar que entendemos como una gran habitación sobre la que podemos casi movernos.
Para más relieve en la escena, coloca una luz potente al fondo, detrás de la puerta en la que vemos al aposentador de la Reina, indicándonos que aquello continúa, que no es plano, que se puede viajar por el interior de la obra.
El detalle del niño pegando una patada al perro que posa tranquilo es realmente una acción vital de un niño gamberro y muy posiblemente mal educado por su posición social, pero que Velázquez quiso dejar constancia, como esa ligera fotografía social del instante, como si fuera una instantánea.