Esta obra se titula “El sol del membrillo” y se construyó por Antonio López casi en exclusiva para la película del mismo título de Víctor Erice. La película es la mirada de un extraño que simplemente observa al artista en su día a día, creando algo que no existe, un membrillero iluminado por el sol de la mañana. Y es que aunque el árbol con sus membrillos sí parece existir, en realidad no existe más que a lo sumo un par de horas cada día bueno de luz y sol, el resto es imaginación de Antonio López.
Es imposible poder explicar qué siente un artista en los momentos en que está pintando una obra, en los que se la va imaginando poco a poco, aunque todavía no exista, aquello que nos quiere mostrar. La ve, observa la obra ya terminada aunque en realidad solo haya construido unos trazos y todo el resto está en la mente del artista. Ve las formas, los colores, las luces y como estas modulan los objetos y los llenan de color. De un color que solo esta en la mente y en la idea del artista.
Antonio López es un pintor lento, muy lento de pincelada rápida. Pero mira los detalles decenas de veces, los remira y agarra con su pincel mientras va realizando marcas sobre sus objetos para asegurarse de su posición, de su forma, de sus equilibrios. No tenemos ocasión de poder comparar.
Antonio López es un pintor lento, muy lento de pincelada rápida. Pero mira los detalles decenas de veces, los remira y agarra con su pincel mientras va realizando marcas sobre sus objetos para asegurarse de su posición, de su forma, de sus equilibrios. No tenemos ocasión de poder comparar.
¿Qué técnicas emplearía Goya para pintar su Maja Desnuda? ¿Y Velázquez para Las Meninas?
¿De qué manera mezclaban los colores, tomaban referencias, se movían sobre el escenario de la obra, sobre la distancia que siempre hay entre el modelo y el lienzo?
¿Qué rodeaba a Picasso o a Degas mientras hacían sus obras más famosas?
¿Qué sonidos acompañaban a cada artista mientras estaba creando la obra que ahora contemplamos en silencio?