Hay paisajes cuarteados, y por ello se pierde parte de su sentido, aunque mantengan su belleza.
Hay paisajes olvidados de los que solo recordamos algunos detalles, e incluso esos son imprecisos, borrosos, troceados.
Hay paisajes de los que solo conservamos una voz, un olor, un color, alguna brisa del aire, un pequeño gusto a salado o a dulce.
Son paisajes ya rotos. Que se nos van escapando.
Si de los paisajes perdidos conservamos alguna secuencia con personas, es ya un milagro de la memoria.
Si conservamos el sentido del tacto, algún matiz del olor del momento, algunas voces y sensaciones, es que aquello nos impresionó.
Nuestros paisajes no se borran, simplemente se transforman junto a otros para fundirse y enmascararse.
Se convierten en cuadros enmarcados en el salón de nuestra memoria.
Hay que ir buscando entre los trozo de paisaje parq recomponerlos y ese juego es también parte de nuestra memoria.
¿Te acuerdas ya, de algunos detalles que creías olvidados de ese paisaje que recuerdas entre brumas?